Fue genial viajar tan livianos; sólo una maleta despachada para los dos.
Alquilamos una camioneta muy canchera, una Jeep Gran Cherokee Laredo blanca. Diego estaba fascinado.
Como era muy temprano, las autopistas estaban más bien vacías y enseguida llegamos hasta el departamento, super lindo, como lo recordábamos de la última vez. Y con la vista hermosa de siempre.
Acomodamos un poco el equipaje y nos acostamos a dormir unas horitas.
A las 10 h. nos despertamos, nos dimos una ducha y nos fuimos a buscar una casa de cambio.
En el camino, nos dimos cuenta de que habíamos olvidado el cargador del GPS. Así que, directamente, nos fuimos al Aventura Mall.
Conseguimos el cable pero no los dólares. Después del circo argentino, la chica que nos atendió en la casa de cambio nos dijo "todas las casas de cambio dejaron de cambiar pesos argentinos".
Allí había una exposición de autos divimos. Die estaba fascinado.
De ahí, fuimos al Citibank de Aventura y la respuesta fue aún peor "La moneda de Argentina es la única moneda que nos cambiamos junto con la de Venezuela y la de Cuba". ¿No es adorable la mirada internacional que tiene la Argentina?
Seguimos camino a Babies R us, para retirar todos los productos que habíamos comprado por internet, para el bebé.
Y de regalo, nos dieron una mochilita para llevar al bebé.
Diego eligió la primera ropita para nuestro varoncito.
De allí, y ya mucho más cargados, nos fuimos al Apple Store de Lincoln Road.
Mientras Diego compraba su nuevo IPhone, yo tomaba algunas fotos de esta zona tan linda y tan comercial.
Pasamos por la tienda de Aldo y nos volvimos al departamento.
Llegamos y nos acostamos en la cama. Entre el calor y las caminatas, llegamos muy cansados.
Al rato, probamos que todos los productos comprados funcionen bien y después, nos dimos la segunda ducha del día.
Vimos un hermoso atardecer sobre la ventana.
Nos cambiamos más deportivos y salimos a caminar por la costa. Hicimos unos 4 km. Al principio el clima estaba más fresco e íbamos contentos mientras tomábamos algunas fotos.
Luego, entre el calor de la caminata y el cansancio general, no veíamos la hora de llegar.
Ya en el departamento, "preparé" las ensaladas y cenamos en la cama. Una delicia.
Enseguida nos quedamos dormidos.
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